La Rotonda della Besana es una de las visitas más inusuales de la ciudad. Este es un lugar ideal para los visitantes a pie, que desean dedicar una cantidad de tiempo razonable a su exploración. Inusual, romántico, misterioso. Ideal para quienes tienen curiosidad, porque desde fuera es imposible adivinar qué hay dentro. Es como una joya preciosa, apreciada porque está oculta entre el tráfico y los edificios modernos de la vida cotidiana de Milán. El monumento es un ejemplo de la cultura del siglo XVIII, con su originalidad artística y arquitectónica característica. Sus formas curvas se pueden apreciar tanto desde arriba como desde el interior, en sus jardines. La Rotonda comprende la iglesia de San Michele (o San Michele "ai Nuovi Sepolcri"), cuyo edificio comenzó en 1713, con obras que terminaron en 1725. Está rodeada por un pórtico circular y coronada por una cúpula octagonal central. La intrincada estructura de bóvedas y columnas de Rotonda se ha convertido en un lugar evocador para eventos. También es un lugar para socializar, y en verano se utiliza para proyecciones de cine al aire libre abiertas al público en general. Un lugar que vale la pena descubrir y experimentar. La construcción de la Rotonda comenzó en 1695 y se conoció como "Foppone", que es el cementerio del hospital para los fallecidos de la Cà Grande (el hospital Ospedale Maggiore que hoy es Universtà Statale o Universidad Estatal). Ocupaba el terreno situado al pie de las murallas de la ciudad. Hay muchos, su número exacto es incierto, criptas muy profundas bajo el pavimento del pórtico que rodea la iglesia. Estas eran tumbas en las que se empaquetaban los cadáveres antes de ser sellados: el número de personas enterradas aquí hasta 1782 llegó a 150,000. Sólo en el siglo XIX se recuperó la zona. En 1808, el virrey de Italia, Eugenio di Beauharnais, manifestó su deseo de designar este lugar como el Panteón del reino donde los hombres ilustres de Italia podrían ser enterrados. Sin embargo, el proyecto nunca se realizó tras la caída de Napoleón.