Los orígenes de este antiguo laboratorio se remontan a principios del siglo XIX, nacieron como hojalaterías y aún continúan en la familia Brocchi. La actividad, registrada en la Cámara de Comercio de Siena desde 1925, se mantuvo hasta 1967 con la antigua definición de "calderaio". La especialidad de la firma, hasta principios del siglo XX, era el procesamiento del hierro forjado. El edificio histórico conserva un antiguo gran cortador. Tanto la tienda como el laboratorio han permanecido en el local original, donde se guardan los muebles antiguos y los escaparates, así como herramientas para trabajar el hierro y el cobre, una fragua de mampostería y un gran fuelle del siglo XIX.
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