Los principales edificios monumentales de Trieste romano fueron construidos en la cima de la colina de San Giusto. En la segunda mitad del siglo I d. C., se construyeron el llamado Propylaeum y la Basílica civil en el plan original. El Propylaeum sirvió como la entrada monumental a un área sagrada y cerrada que se cree que tenía el templo Capitolino. Consistía en dos grandes estructuras con columnas laterales con una escalera en el centro. Las dimensiones de los restos visibles dan una buena idea de la magnificencia de la obra. Ahora están parcialmente incorporados en el campanario de la catedral, mientras que la parte enterrada en el área en frente, la escalera y la estructura a la derecha son visibles, avanzando hacia abajo en un túnel que se abre en el Orto Lapidario. Las excavaciones arqueológicas realizadas entre 1929 y 1934 sacaron a la luz los restos de la basílica civil, a la izquierda del Propylaeum. La estructura consistía en tres naves (que miden 88 x 23,5 metros) y, junto a ella en el lado que mira hacia el mar, el Foro, o parte de él. Para los romanos, una basílica era un gran edificio público erigido en el foro y utilizado para las sesiones de la corte y el negocio de los comerciantes. El Foro era una plaza abierta, rodeada de edificios públicos, donde los ciudadanos romanos se reunían para hablar de negocios.

En la Edad Media, el obispado, un monasterio y la iglesia de San Sergio fueron erigidos en el sitio de la Basílica Romana, pero no queda rastro de ellos, mientras que la Catedral y el Castillo fueron construidos en los lados (El castillo ahora alberga el Lapidario Tergestino con los restos de piedra de las excavaciones de la ciudad.