La iglesia de Santa Croce, situada en la enorme plaza de Santa Croce al final de la línea recta de Via D'Azeglio, fue construida en las primeras décadas del siglo XII a lo largo del camino de peregrinos que se dirigían a Roma siguiendo la ruta de Francigena.
Se modificó en 1415 y se transformó radicalmente en el siglo XVII, aunque en el siglo XX se intentó restaurar su aspecto románico.
Las huellas del edificio original todavía se pueden ver en los capiteles de los pilares de las tres naves, que llevan temas claramente medievales. La nave central fue pintada al fresco por Giovanni Maria Conti della Camera alrededor de 1635. Dentro de la Capilla de San José se encuentra un notable grupo de madera esculpido por Angelo Fontana en la segunda mitad del siglo XVIII.
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