A finales del siglo XVII, el edificio era propiedad del obispo Domenico Antonio Bernardini (1645-1723). Posteriormente, fue ampliado y modernizado por el nieto, quien cambió las fachadas, rediseñó el interior, la escalera principal y el magnífico atrio. En 1759 después de la muerte del propietario, su esposa Saveria Bozzicorso continuó el trabajo sin completarlos. El edificio se vendió en 1836 a la familia Mascoli y luego, en 1892, a la familia Andretta, quien completó el proyecto inacabado de Bernardini, con la elevación del segundo piso y la construcción del edificio que sirve como telón de fondo en lugar del jardín del atrio. .
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