En su propiedad en la colina de los Santos Mártires, el comerciante Antonio Strohlendorf construyó una casa de campo llamada "Anónimo". En 1790, el conde Cassis Faraone, rico comerciante de origen egipcio, compró la finca, que agrandó y embelleció el edificio en su interior y exterior: decoró la residencia con estatuas, juegos de agua, un hermoso jardín y un espléndido naranjal. En 1748 el arquitecto francés Campeón le da la configuración definitiva a la mansión Necker.
La residencia ha sido refugio de los napoleonios en el exilio, refugio de la alta sociedad y la cultura no solo de Trieste, sino también de Europa en la primera mitad del siglo XIX. El edificio anuncia el neoclásico.
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